Aquí Tienes la Razón por la que Poseer Propiedad lo Revoluciona Todo

¿Cuándo fue la última vez que tú o una de tus amigas hablaron de “ir de compras como terapia”? Todas somos culpables de ello. Nos apoyamos en cosas materiales para sentirnos mejor: el nuevo bolso de marca, unos jeans de diseño que debes comprar porque te dan un cuerpo maravilloso, esos cosméticos que crees que de verdad necesitas…

El problema es que dejamos que el gozo efímero que nos dan estas pequeñas adquisiciones eclipsa nuestro gran objetivo y, por ello, gastamos nuestro dinero en las cosas equivocadas. No nos malinterpretes: no es un crimen regalarte algo de vez en cuando. Pero el secreto de la mujer empresaria emprendedora es que se marca un objetivo financiero mucho mayor.

Piensa en grande: una prueba de por qué tener propiedad es una buena inversión

La mejor forma de ilustrar lo que queremos decir es con un ejemplo verídico. Nely Galán, autora de ¡ADELANTE!, ha destacado por su carrera exitosa y robusta como productora de televisión. Pero no fue hasta que invirtió en propiedad que su carrera y su vida como empresaria emprendedora, despegó a lo grande.

Cuando Nely llegó a un acuerdo profesional con Fox, se le ofreció la opción de rentar la oficina en los estudios de Century City. No lo dudó y aceptó, porque trabajar en el estudio es puro glamour, por no citar las ventajas que eso supone. Simplemente por estar allí, pudo codearse con estrellas de cine, directores y productores. Desde Jennifer López hasta Denzel Washington, compartió espacio con lo mejor del firmamento de la meca del cine y, durante un tiempo, sintió que formaba parte del sueño de Hollywood.

La pura realidad

Todo fue puro glamour hasta que las facturas empezaron a llegar y se dio cuenta que rentar en Fox, en lo que básicamente era un tráiler, le costaba una fortuna. Nely se dio cuenta que ese dinero que estaba gastando en rentar podía ser gastado, en su lugar, en su negocio o en inversiones.

El gran plan

Nely eligió sacrificar su fantasía “hollywoodiense” y, en su lugar, empezó a buscar un edificio para albergar su oficina. Durante un tiempo pensó en rentar cerca de los estudios Fox, pero todos los caminos apuntaban hacia Venice, un vecindario de Los Ángeles, justo en la playa, conocido por sus canales… y también por la violencia de bandas. ¿Era glamouroso? Para nada. ¿Pero sabes lo que sí era? ¡Barato! Un edificio le llamó la atención. Necesitaba ser renovado, pero reconoció su potencial.

Averiguó que el propietario del edificio era un músico que lo compró prácticamente por nada, y cuyo plan era convertirlo en su hogar y estudio de grabación. Cuando Nely le preguntó por la propiedad, él le respondió que no estaba en venta. Pasó el tiempo. Nely siguió buscando. Un día leyó en un medio local que el músico había firmado un acuerdo profesional lo que lo iba a obligar a mudarse a Londres.

Nely no lo pensó dos veces y lo volvió a llamar. Su persistencia dio resultados: el músico le dijo que sí le vendería el edificio. El precio: un millón de dólares. “¿Estás de broma, verdad?”, respondió Nely. “Sé que lo compraste prácticamente por nada. ¿Estás tratando de aprovecharte de mí?”. Tantas preguntas volvieron a dar resultado… y el músico le vendió el edificio a Nely por prácticamente nada… más el 10%.

La lección

Nely no pudo estar más contenta… pero no todo el mundo creyó en su visión. Cuando compartió la noticia con sus empleados, algunos de ellos reaccionaron horrorizados antes la idea de abandonar los estudios Fox para mudarse a Venice, por aquel entonces un área peligrosa.

“Tenemos que pensar qué es lo mejor para nuestra compañía, y lo que es mejor no es tirar todo nuestro dinero. Podemos visitar los estudios Fox cuando queramos. Si Fox decide terminar su asociación con nosotros, ¿qué valor tenemos? Tenemos que construir nuestra propia compañía y nuestra propia marca”, explicó Nely.

Nely supo desde un principio que esa fue la mejor idea posible… pero no tenía ni idea que la “peligrosa” Venice le iba a permitir retirarse cuando cumpliera cuarenta y tantos años. En el mundo de la propiedad, se dice que la trayectoria normal para apreciar de verdad su valor hasta el momento en que empieza a generar beneficios es entre 20 y 23 años. Pero en el caso del edificio que compró Nely, su apreciación dio comienzo en menos de diez años. Los beneficios que generó el edificio, y otros que compró después en la misma área, le permitieron dedicarse cien por cien a su misión. Nada de esto hubiera pasado si hubiese continuado rentando su oficina en los estudios Fox. Por eso, uno de los mejores consejos que ella da a las mujeres de hoy es: “no compres zapatos, ¡compra propiedades!”. Es un buen mantra para motivarte, ¿verdad?