Ser Emprendedora es Mejor que Estar a Dieta
Levanta la mano si te has sentido culpable de retrasar el inicio de tu dieta hasta el lunes… o hasta que se han acabado las fiestas… o hasta después de tus vacaciones… o hasta que dejaste de amamantar… o hasta después de tu fiesta de cumpleaños… o hasta que esos últimos restos de helado de galleta con chocolate han desaparecido de tu congelador… Y la lista puede continuar una eternidad. El problema con este paradigma es que, como todos sabemos, siempre hay un evento especial, una excusa o una justificación para retrasar nuestros planes con buenas intenciones. Y entonces, antes de que nos demos cuenta, ya estamos a mediados de junio y esas libras de más continúan apretando nuestros pantalones.
Lo que realmente queremos decir
La lección de este artículo no tiene nada que ver con la dieta o las libras de más. Lo que tratamos de demostrar es metafórico: que el camino para ser tú misma, para ser independiente, apela a los mismos principios y “músculos” que una debe emplear cuando está de dieta. Ingredientes como determinación, disciplina, fuerza de voluntad, conciencia de una misma, amor propio, sacrificio… todos ellos son claves a la hora de lograr cualquier objetivo que nos planteamos. Pero una dieta es un gran ejemplo, porque, al igual que las matemáticas o tu cuenta bancaria, la escala personal no miente. Si mantienes tu plan, perderás peso. Si lo engañas, no avanzarás. No tiene más secreto, ¿verdad?
Una dieta con determinación
Algo que hay que tener claro cuando te planteas ser una mujer emprendedora, cuando quieres ser independiente y rica, es que no sucede de inmediato. Al igual que en una dieta, se necesita persistencia y consistencia. Es como un maratón a larga distancia, en lugar de una carrera a contrarreloj. Otro dato importante es que todo empieza dentro de ti. Lo que significa que antes de que empieces a analizar las tácticas y los pasos logísticos para emprender tu viaje, debes empezar a trabajar en lo que hay DENTRO DE TI. Ser emprendedora empieza eligiéndote a ti misma. Del mismo modo que nadie puede seguir una dieta por ti, nadie puede hacer el trabajo interno de convertirte en una mujer emprendedora. La decisión está en tus manos. Exclusivamente en tus manos.
Teniendo todo esto presente, aquí tienes cómo ser emprendedora es exactamente como seguir una dieta:
Aplica sentido común
Del mismo modo que, si estás de dieta, no te sentarás delante del televisor comiendo sin parar, tampoco deberías sacar tu tarjeta de crédito cada vez que ves algo que te gusta, incluso cuando está de rebajas. Es como decir que solo debes comer cinco piezas de chocolate en lugar de quince. Si realmente quieres adelgazar, ¿verdad que no debes comer ni siquiera una? Al tiempo que te conviertes en una mujer emprendedora, debes empezar a escuchar a tu propio sentido común antes de efectuar cualquier transacción económica, teniendo presente que, cuanto menos gastes, más ahorrarás; y cuanto más ahorres, más tendrás cuanto algo importante, como un nuevo negocio, llegue a tu vida.
Debes ejercitar tus músculos empresariales
Del mismo modo que irás al gimnasio varias veces a la semana si sigues una estricta dieta para adelgazarte, para convertirte en una mujer emprendedora debes ejercitar tus músculos empresariales. Eso no quiere decir que, de la noche a la mañana, triunfes en Wall Street. Puedes empezar con pequeños proyectos: por ejemplo, dedica una hora a la semana a la venta en eBay de aquellos bolsos que ya no usas o de la ropa que tus hijos no llevan, u ofrece tus servicios como diseñadora gráfica. Identifica aquello a lo que puedes prestar tu tiempo, que es lo que un entrenador profesional haría al aislar un área muscular de tu cuerpo, y nunca dejes de dedicar ese tiempo a tal objetivo. Cada semana.
Tendrás que sacrificarte
Sin dolor no hay ganancia. Sin agallas no hay gloria. Sin sacrificio no hay independencia. Igual esto molesta a algunas de ustedes, pero no hay otra vuelta de tuerca. Si quieres terminar siendo una mujer emprendedora, al igual que cuando estás de dieta, debes dejar de lado muchas cosas buenas que te ofrece la vida. Digamos que estás en el mejor restaurante de pizza del mundo: si realmente quieres adelgazarte diez libras, no caerás en la tentación de comerte ese trozo de pizza, y en su lugar vas a pedir una ensalada. ¿Es una decisión que te dolerá? Sin duda. ¿Merecerá la pena? ¡Por supuesto!
Siempre ten claro tu objetivo
Cuando quieres perder peso, debes tener visión. Debes saber cuáles son tus objetivos, cómo quieres lucir, cómo quieres sentir. Y es entonces cuando trabajas sin parar para lograr los resultados que deseas. Ser una mujer emprendedora no es diferente. Una vez decides qué clase de mujer empresaria quieres ser, debes visualizar tu futuro, lo que hace mucho más fácil el planificar el camino a recorrer.
Acepta tus pequeñas derrotas
Cuando te planteas objetivos, los obstáculos no tardan en aparecer. Pero si dejamos de perseguir nuestros sueños cada vez que colisionamos con un muro, nunca lograremos nada. Digamos que quieres perder veinte libras y que logras perder cinco; luego te vas de crucero con unas amigas, te olvidas de la dieta, y ganas dos o tres libras. ¡Eso siempre pasa! Y no es el fin del mundo. El secreto está en aceptar la lección (“engañar tiene consecuencias”), volver a subir al caballo y continuar cabalgando hasta que alcanzas tu objetivo. Debes estar dispuesta a aceptar tu error y, aún más importante, aprender de él.