5 Consejos para que Dejes de Esperar ser Rescatada
Levanta la mano si alguna vez has tenido la fantasía de conocer a un graduado de Harvard, atractivo, inteligente, que llega a tu vida, te levanta en sus brazos y te promete la felicidad más absoluta… para siempre. Admítelo. Todas hemos tenido esa fantasía. Como mujeres casi ni nos podemos resistir. Hemos crecido con la magia de Disney y las comedias románticas de Hollywood. Prácticamente está en nuestro ADN cultural. La fantasía de ser rescatadas es real, y la verdad es que, cuando desees convertirte en una mujer empresaria emprendedora, eso nada tiene que ver con encontrar al compañero sentimental perfecto.
Las muchas caras del “Príncipe Azul”
Por cualquier razón, a veces estamos dispuestas a depender del “Príncipe Azul”, ya sea un romance, un trabajo ideal, un jefe al que idolatramos, un miembro de la familia del que dependemos o incluso una noción de nuestro futuro que aún no podemos ni siquiera articular. Dependemos de estos “Príncipes Azules” para mantenernos firmes, apoyarnos, salvarnos o rescatarnos.
Pero la realidad es muy distinta: cuando dependemos de alguien más para que nuestros sueños se hagan realidad, lo que en realidad estamos haciendo es rendirnos. Piensa en ello. Es una noción fundamental, porque nuestros sueños son las semillas que plantamos y cuidamos para alcanzar nuestra meta como empresarias emprendedoras.
Cuando estamos atrapadas en este círculo vicioso, consciente o inconscientemente culpamos a los demás de nuestra inhabilidad para tomar decisiones. Culpamos al hombre que nos hirió, al jefe que no nos apreció o no nos dio el aumento que pedimos, al hijo que tras marcharse de casa ya ni se acuerda de llamarnos, o a nuestros padres, que no nos dieron lo que necesitábamos cuando vivíamos con ellos. Alguien siempre bloquea el camino para que nuestro futuro mejore. De ese alguien esperábamos algo que nunca llegó. ¿Sabes qué pasa después de eso? El resentimiento te convierte en una víctima.
Ponte en acción en lugar de esperar a ser rescatada
Regla número uno: para empoderarte a ti misma, debes dejar de crear excusas. Deja de culpar a aquellos que te rodean. Ponte en acción en lugar de esperar a ser rescatada. Con esta noción en mente, considera los siguientes cinco consejos para dejar de soñar con el Príncipe Azul, cualquiera que él sea en tu vida, para dejar de esperar ser rescatada.
- Tu marido, esposa o compañero/a sentimental
Si tu compañero/a sentimental, presente o en planes, es el vehículo de tu salvación, no solo estás allanando el camino al fracaso, también estás abriendo las puertas a la decepción. Tu compañero/a sentimental es un ser humano con debilidades humanes. Aunque sea difícil aceptarlo, las relaciones sentimentales no son incondicionales.
Además, la vida es muy especial. Por desgracia, la gente enferma o fallece; o pierden sus empleos. La realidad es que si algo así te pasa, o si tu compañero/a te hiere, abusa de ti, te engaña o malgasta tu dinero, necesitas tener opciones. Nadie quiere imaginar que su relación va a terminar, especialmente de malas formas. Pero el hecho es que eso puede sucederle a cualquiera. Por eso debes procurar por ti misma, tener tu propio dinero, construir por ti misma tu vida y tu carrera, aunque pienses que tu relación es para siempre. Romper con tu pareja es doloroso, eso no hay duda. Pero estar arruinada después de que eso suceda en aún peor.
- Tu súper jefe
¿Tienes un jefe que te trata de maravilla, te alaba constantemente y siempre te sonríe? Igual piensas que avanzarás en tu profesión simplemente si sigues sus órdenes y buscas su reconocimiento. Pero no te equivoques: lo que les importa primero es su propio beneficio. Además, tu jefe no es diferente a ti y, al igual que tú, puede ser despedido o despedida en cualquier momento, lo que además afecta a tu seguridad profesional.
Cuando siempre buscas la aprobación en una relación o incluso en el trabajo, cedes tu poder. Para evitar esa dinámica, date cuenta que, aunque te aseguras de trabajar duro y hacer tu trabajo lo mejor que puedes, también debes tener claro cuáles son tus expectativas personales y debes aceptar la responsabilidad por tu propio éxito. Cuando llega la hora, depende de ti el exigir a tu jefe lo que quieres. Si la respuesta no es la que deseas, es el momento de planificar cuál es el siguiente paso. Pero si la respuesta es la que esperabas, no creas que tu jefe es tu salvador. Sería un error para las dos.
- Tu trabajo ideal
Mucha gente, especialmente hoy en día, en el resplandeciente mundo de la economía emprendedora, sueña con trabajos en compañías de moda, como Apple y Google. Pero nunca te enamores del trabajo ideal para una empresa específica, a la que conviertes en tu Príncipe Azul, porque te olvidarás de tu propia estima y necesidades personales, que quedarán ofuscadas por el prestigio de tales compañías.
Tal y como Nely Galán escribe en ¡ADELANTE!: “Cuando trabajas para una compañía con un nombre reconocido, es muy fácil quedar atrapada en ella. No hay duda: en ese trabajo puedes aprender mucho, pero es como casarse con la realeza, donde si las cosas van mal, pierdes el título y regresas a casa como un plebeyo”.
El lugar de trabajo está cambiando y no tiene sentido que asumas que vas a trabajar para la misma corporación hasta que te retires. Si trabajas para una corporación, es fundamental que, de alguna forma, tengas conectada tu ambición emprendedora. Eso no significa que vayas a engañar a la compañía para la que trabajas; significa que cultives la idea de ser la propietaria de algo tuyo. Míralo de esta forma: hacer tu trabajo bien es un modo excelente de entrenarte para tu futuro negocio.
- Tus hijos
Tus hijos son sagrados. Y deberían serlos. Eso está claro. Pero ten presente que se hacen mayores y muchas de nosotras esperamos que estén siempre cerca, para que nos cuiden cuando lo necesitamos, ya sea emocional o físicamente. Tal presión les impide prosperar y además, les creas tal sentimiento de culpabilidad que su amor se convierte en una obligación. Esta dinámica poco saludable crea un ciclo disfuncional innecesario. Lo mismo sucede cuando tus hijos dependen demasiado de ti, lo que no los permite prosperar y construir sus propias vidas.
- No digas “lo hare otro día”
¿Cuántas veces te has dicho: “voy a empezar mi dieta después de las vacaciones” o “voy a trabajar en mi página en la red cuando tenga más tiempo libre”… Cuando retrasas tus objetivos creas excusas que te impiden ponerte en acción. Quizás lo hagas porque sabes que vas a cambiar. El Príncipe Azul es muy elusivo y puede aparecer en estos periodos de gracia que te das a ti misma con el fin de posponer alcanzar los objetivos que te planteas.
Tenlo claro: tienes que eliminar al Príncipe Azul. Borra de tu mente esa fantasía que te mantiene razagada. No hay rescates, excusas o quien te salve. No hay una fantasía donde eres rescatada. Sólo estás TÚ. ¡Y tú sola eres suficiente!